Rebelándote en el tiempo
desvaídos tus colores
eres juguete del viento
hecho jirones.
Eres fraguador de sueños,
obra de arte,
seductor de ilusiones.
Eres cartel el que aclamas
el que colmas de esperanzas.
Eres reliquia de hazañas
y evocación de leyendas.
Antonio Cabello
Escribe Rafael Zadívar en el libro El Cartel Taurino que se trata de un código de preceptos y advertencias donde se constata el carácter de pregón con unas determinadas reglas a cumplir, sobre todo por los espectadores, índice claro de su escasa fijación entre la colectividad.
La historia del cartel está unida a la evolución del arte. Pero los especialistas acuerdan que el cartel taurino es el paradigma del cartel, como indica Santos Torroella: “una historia del cartel debe dar comienzo, en justicia, por una modalidad mucho más antigua y puramente española: “el cartel taurino”.
Los antecedentes se encuentran en el siglo XVIII con carteles de texto, sin ilustraciones, en los que se anunciaban los detalles del espectáculo taurino. La tipografía fue pues el primer elemento iconográfico hasta que en el siglo XIX se modificaron tamaños y contenidos. Después, con la litografía surgirían los grandes talleres catalanes y valencianos, entre ellos la Litografía Ortega.
Siguiendo a Zaldívar, la primera función de los carteles fue informar e ilustrar, cumpliendo las funciones de comunicar un mensaje a la sociedad. Por lo que respeta a la tipología, señalaremos cinco modelos: mural, salón, escaparate, de mano y de bolsillo.
Pero lo fundamental del cartel es el contenido y aquí entra el juego la mano del artista. Dalmau, Alcaraz, Ruano Llopis, Perea, a lo que hay que añadir una larga lista de grandes como Picasso, Alberti, Juan Gris, o los contemporáneos Calderón Jacome, Martí Font o José María Sotomayor.
Ahora es Antonio Cabello, quien después de realizar el cartel del año pasado para San Sebastián de los Reyes, presenta el de Cuenca de 2008. El personaje elegido José Tomás, tratado aquí en todo lo que significa su actividad taurina. Rojo sobre rojo, reflejando en la mano del torero la línea que separa la vida de la muerte. Cabello resume la trayectoria del ídolo de masas, pero también explica con la imagen dos formas de ser o de sentir: la del torero y suya propia. Observen el cartel, es pura esencia.
J.M. Sánchez Vigil